Porque tu estado natural, físico y emocional, es la salud

He tenido dos grandes pasiones en mi vida: la danza y la medicina.

Empecé a bailar con 5 años, algo muy típico en esa época, donde las niñas iban a ballet y los niños a jugar al fútbol o al baloncesto. A mí me encantaba bailar, y la danza clásica me enseñó muchos de los valores que les he enseñado a mis hijos: disciplina, perseverancia, delicadeza, esfuerzo, solidaridad, empatía, y podría seguir así llenando muchas líneas. 

En cuanto a la medicina se refiere, creo que desde muy joven tuve claro que mi misión en esta vida era ayudar a los demás. Por eso estudié Medicina: porque sin salud, lo demás no importa.

Sin embargo, cuando terminé me di cuenta de que no podía encajar en un sistema que «descuartiza», analiza la persona por partes, olvidándose del conjunto.

Por eso decidí comenzar mi formación en las mal llamadas terapias alternativas; a mí me gusta más llamarlas complementarias. Con ellas podía tratar a la persona en su conjunto, sin dejarme ninguna «parte». Porque yo quería hacer Medicina, con M mayúscula, donde se engloba cualquier técnica que pueda ser beneficiosa para la persona. Ese fue mi juramento hipocrático.

Es curioso ver cómo, conforme he ido madurando (y cumpliendo años), los pacientes que acudían a mi consulta también evolucionaban conmigo. Por eso, ahora que estoy rondando la menopausia, la mayoría de pacientes que acuden a verme son mujeres en esta misma situación. 

La conexión entre las personas es lo que tiene.

Mi sorpresa ha sido que esta etapa, que es una etapa de liberación en muchos aspectos, es vista con desprecio por nuestra sociedad: ya no «valemos» porque prima la juventud. ¿Dónde quedan la experiencia y la sabiduría?

Debido a esta circunstancia, muchas mujeres esconden su menopausia y evitan hablar de ella de manera natural. No pueden compartir sus inquietudes, porque enseguida se culpa a la edad y a las hormonas…o peor aún, se las tilda de exageradas o de locas.

Por eso me he propuesto darles voz a esas mujeres, ayudándoles a entender lo que ocurre en esta etapa. Yo misma he sufrido a veces más de la cuenta por resistirme a aceptar lo que está ocurriendo. Todas vamos a pasar por ello, y vamos a vivir casi la mitad de nuestra vida en menopausia. 

De ahí que sea fundamental que entendamos bien lo que está sucediendo.

La visión oriental es mucho más positiva, incluso en el nombre que utilizan para llamar a la menopausia: Segunda Primavera, una época en la que las mujeres mayores son veneradas y respetadas por su sabiduría y experiencia.

Esa es la visión que elijo, ya que la experiencia de vida me ha enseñado a quedarme con lo positivo, lo que me aporta y lo que me enriquece como persona.